Ken Loach (Nuneaton, Reino Unido, 1936) no es un director de cine al uso. No es un “buen artesano” que se amolda a modas y éxitos comerciales garantizados. El cineasta británico, de 86 años de edad, se quiere ante todo independiente, consciente, eso sí, de que la independencia en la industria cinematográfica es pura entelequia. Pese a ello, el director de la magnífica “Yo, Daniel Blake” (2016) y de muchos otros largometrajes más, va a su bola, es decir a lo que siempre ha deseado hacer en el séptimo Arte: un cine comprometido política y socialmente. Ser de alguna manera la voz (o más bien el grito) de quienes sufren los azotes inclementes de la crisis capitalista: la clase obrera y otros sectores populares.
Es el caso en “Sorry we missed you”. Una crónica impresionante y desgarradora pensada y escrita en colaboración con su guionista habitual Paul Laverty. La cinta que obtuvo en el Festival de Cine de San Sebastián de 2019 el Premio del público-mejor film europeo, se sitúa en el Londres de nuestros días, y cuenta la historia de Ricky (un trabajador que ronda la cincuentena) y su familia que, con enormes dificultades y en unas circunstancias laborales de semiesclavitud, intentan hacer frente a las deudas contraídas desde la crisis financiera de 2008. Lo que inevitablemente conlleva violencia, tanto en el trabajo como en el seno familiar.
Estamos, pues, ante una película urgente y necesaria que gracias a privilegiar el fondo respecto a la forma, a su estilo sobrio y sencillo y a unas interpretaciones apabullantes denuncia la indiscriminada sobreexplotación e interpela a quien quiera oírlo sobre la necesidad de construir algo para erradicar tamaña tropelía.
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