
En
esta ocasión, dos de sus intérpretes preferidas, Katharine
Hepburn, descubierta
por Cukor en 1932,
y
Judy
Holliday, que
ya había hecho un largo recorrido teatral con el realizador
neoyorquino,
son
parte esencial de una historia rebosante de ingeniosidad, humor y
crítica social. La historia, basada en hechos reales pero algo
alterados por necesidad de un soberbio guión firmado a cuatro manos,
las del matrimonio Ruth
Gordon
y Garson
Kanin,
narra el enfrentamiento jurídico de una pareja de abogados, Amanda y
Adam (magnífico Spencer
Tracy),
el día que la esposa de Adam decide defender a una mujer (Judy
Holliday)
que ha disparado contra su marido (Tom
Ewell)
y la amante de éste. La película sitúa con inteligente humor y
sarcasmo el tema del feminismo en su eje central, lo que no dejaba de
ser una extraordinaria osadía en 1949. Aspecto este que hace del
filme, pese a las siete décadas transcurridas desde su realización,
una obra cinematográfica de gran actualidad. Sin duda, una elegante
y sofisticada comedia romántica que divierte y hace cavilar. Dos
apetitosos ingredientes apreciados particularmente en “Cine y
Chocolate”.
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