Joseph
Goebbels,
ministro de propaganda de Adolf
Hitler,
defendía con ardor fascista aquello de “miente, miente, que algo
quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”.
Una cita de gran utilidad para el comentario que quisiéramos hacer
de esta lograda película del gran cineasta norteamericano William
Wyler
(1902-1981). En efecto, “La calumnia” basa su infausta historia
en un pernicioso embuste: el de una niña maliciosa y vengativa,
quien sabiendo el daño que puede ocasionar su comportamiento, no
duda en propagarlo.
La
historia, basada en la obra de teatro de Lillian
Hellman,
nos habla de dos emprendedoras y agradables mujeres: Karen Wright y
Martha Dobie (magnificas Audrey
Hepburn
y Shirley
MacLaine),
directoras y docentes de un colegio privado para niñas, que un día
se ven acusadas de tener una conducta reprochable. Los escandalosos
rumores se extienden rápidamente por la comunidad escolar provocando
desastrosas consecuencias.
William
Wyler,
que en 1936 había realizado la primera versión de este filme con el
título de “Esos tres”, quiso en esta ocasión, con una censura
más tolerante, concentrar sus esfuerzos en el desarrollo de un drama
profundamente humano, a manera de los grandes clásicos. “La
calumnia” es pues una valiente apología sobre el derecho a la
libre autodeterminación sexual de cada persona, que fue mal acogida
en su momento por el conservadurismo de una sociedad hipócrita y
egoísta, y que aún hoy es de total actualidad.
Director
de
películas
de todo tipo: westerns, comedias, dramas y filmes espectaculares como
“Ben-Hur” o “Funny Girl”, Wyler
destaca en su cine sencillo e intimista por su extraordinaria
capacidad para conmover y emocionar. Es un cine bien hecho, cuidado
al extremo y técnicamente perfecto, y aunque en general no sea
considerado como un verdadero autor, para el gran crítico francés,
André
Bazin,“nadie
ha sabido contar mejor que él una historia en la gran pantalla”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario