Según
la crítica internacional el Festival de Cannes del año 2015,
presidido por los directores estadounidenses Joel
y Ethan
Coen,
fue de claro contenido social. Películas como “Dheepan” del
cineasta francés Jacques
Audiard,
ganadora de la Palma de Oro, o “Son of Saul” del húngaro László
Nemes,
Premio del Jurado, lo demuestran claramente. Sin embargo, quizás “La
ley del mercado”, también presentada a concurso, y ganadora
finalmente del premio de interpretación masculina, sea la que mejor
se ajuste a esa intencionalidad.
La
película de Stéphane
Brizé
(Rennes, 1966), de quien ya conocemos en “Cine y Chocolate” las
interesantes “No estoy hecho para ser amado” (2005) y
“Mademoiselle Chambon” (2009), narra el combate de Thierry
(Vincent
Lindon),
un obrero de 51 años y en paro desde hace 20 meses. Su lucha,
inscrita en un contexto social, económico y político de profunda
crisis, se centra en buscar cualquier trabajo que permita sobrevivir
a él y a su familia.
No
es de un héroe de la clase obrera que Stéphane
Brizé
quiere hablarnos en su película, sino de un trabajador honesto y
sencillo que, en estos años de desencanto y desmovilizaciones, se
convierte en la víctima propiciatoria del insaciable mercado. Una
historia llena de realismo y veracidad pero también del límite que
no hay que rebasar si no se quiere perder la dignidad.
El
filme rodado con un gran número de actores no profesionales que no
desmerecen en ningún momento es igualmente un prodigio de
realización cinematográfica. Con primeros planos y silencios
prolongados que trasmiten la intensidad y emoción de la
impresionante historia.
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