Mientras el mundo
sangraba por los cuatro costados entre la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y
la Segunda Guerra Sino-japonesa (1937-1945), Estados Unidos, que no intervino en la contienda hasta diciembre
de 1941, producía comedias ingeniosas al estilo de El mayor y la menor. Por ejemplo, Historias de Filadelfia (1940), de Cukor, o La mujer del año
(1942), de George Stevens. Vivían en
otra galaxia. Consideración esta que no aminora
en nada la calidad artística del filme que nos ocupa: una divertida y
subversiva comedia de enredo dirigida por Billy
Wilder en 1942.Un genial cineasta (guionista, productor y realizador) de
origen austriaco, que tras la llegada al poder de Adolf Hitler en 1933, y
de perder parte de su familia en las cámaras de gas en Auschwitz, decide
instalarse en Hollywood en 1939, donde en contra de la opinión de algunos
grandes estudios, y después de haber sido guionista de interesantes películas,
se lanza a llevar a la gran pantalla su primer largometraje norteamericano. Es
decir, esta trepidante historia de turbadora seducción entre un hombre adulto
(perfecto Ray Milland) y una mujer
que se disfraza de chica de doce años (magnífica Ginger Rogers). Entramado de cierto equívoco en el que reside el
interés de la cinta, y donde se perfila ya su cine moralizador, sarcástico e
irreverente social y políticamente. Recordemos sin respeto al orden cronológico:
Con faldas y a lo loco, Primera plana, Perdición, El gran carnaval,
En bandeja de plata, El apartamento, Avanti, Un, dos, tres,
etc., y así hasta 26 soberbios largometrajes. En su mayoría obras maestras del
hoy infravalorado séptimo arte.
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